El Dr. Rafael Cantisani explica cómo un diagnóstico temprano y un seguimiento organizado son fundamentales para transitar la gestación con seguridad y tranquilidad, desmitificando el temor asociado a esta condición
El diagnóstico de un embarazo de alto riesgo suele generar temor e incertidumbre. Sin embargo, en un país como Argentina, donde se estima que casi un 20% de las gestaciones son de esta manera, los especialistas aseguran que, lejos de ser una sentencia, es una oportunidad para activar un plan de cuidado y prevención.
Las causas son variadas y pueden incluir condiciones preexistentes de la madre como hipertensión o diabetes, la edad materna, embarazos múltiples o complicaciones que surgen durante la gestación, como la preeclampsia. En todos estos escenarios, la información y el seguimiento médico son los principales aliados.
“Es fundamental desmitificar el término. Un embarazo de alto riesgo no es una etiqueta, es un plan de acción. Significa que, en lugar de un control mensual, quizás necesitemos vernos con más frecuencia, realizar estudios por imágenes más detallados o análisis específicos para monitorear de cerca la evolución y la salud de ambos”, explica el Dr. Rafael Cantisani, Especialista en Ginecología y Obstetricia en Clínica Bazterrica.
“Hoy, la medicina materno-fetal nos permite ser proactivos, no reactivos, brindando tranquilidad y las mejores condiciones para un desenlace feliz”, agrega.
¿Cómo anticiparse? La hoja de ruta
La clave, según el especialista, está en la anticipación. Un control prenatal, idealmente iniciado en el primer trimestre, permite al equipo médico diseñar un verdadero mapa de ruta personalizado para cada paciente. Este plan puede incluir monitoreos de presión arterial más frecuentes, ecografías para evaluar el crecimiento fetal, estudios para descartar diabetes gestacional y un seguimiento nutricional adaptado. Esta planificación es vital, considerando que un alto porcentaje de las complicaciones maternas en el país son evitables con un monitoreo adecuado.
“La diferencia entre un diagnóstico a tiempo y uno tardío es abismal. Nos permite intervenir proactivamente, a veces con algo tan simple como un cambio en la dieta o un medicamento, para prevenir una complicación severa. La medicina moderna en este campo es fundamentalmente preventiva; su objetivo es garantizar que el embarazo llegue a término de la forma más segura posible”, añade Cantisani.
Este abordaje integral no termina en el parto. La atención médica organizada contempla también el acompañamiento postnatal, una fase crucial y a menudo subestimada. El puerperio, conocido como el “cuarto trimestre”, es un periodo de grandes cambios físicos y emocionales para la madre.
“El cuidado no termina con el nacimiento. Ofrecer un soporte profesional en la lactancia y en los primeros cuidados del recién nacido no es un lujo, es parte integral de la salud materna y del fortalecimiento del vínculo familiar”, aclara Cantisani.
“Una madre que se siente segura, contenida y apoyada durante esta etapa transita la recuperación de una mejor manera, lo que impacta directamente en el bienestar de su bebé. Es completar el círculo de protección que iniciamos en la primera consulta”, concluye.
(1): Riesgos y signos de alarma – Buenos Aires. Disponible en: https://buenosaires.gob.ar/salud/programasdesalud/salud-durante-el-embarazo/riesgos-y-signos-de-alarma. Ultima consulta – 25/8/2025